¿Qué es el coworking?
Los espacios de coworking son oficinas compartidas en las que profesionales autónomos, tele trabajadores y empresarios se dan cita para trabajar, y donde los gestores del espacio intentan conectar y crear oportunidades profesionales y personales entre y para sus miembros. En su mayoría se trata de profesionales que no necesitan más que un portátil, un teléfono y una buena conexión a internet para poder realizar su trabajo: programadores, diseñadores, gestores de comunidades online, periodistas, comerciales, consultores…
La gran diferencia de este espacio singular con respecto a los centros de negocio y las clásicas oficinas compartidas es la figura del gestor, la persona que trabaja a tiempo completo para que los miembros se conozcan mejor y generar el clima de confianza y las dinámicas de colaboración que van a permitir acelerar las oportunidades de trabajo y ayuda.
Trabajar en un espacio de coworking es como trabajar en una empresa, pero en lugar de tener compañeros en diferentes departamentos (con los líos habituales de trepas y cuchillos en la espalda) estás rodeado de profesionales con diferentes capacidades, intereses y redes de contactos. Son como compañeros de trabajo, sólo que en vez de pertenecer a otro departamento están en otra empresa. En un espacio de coworking nadie está obligado a compartir, todos trabajamos en lo nuestro, pero no estamos solos. Compartimos lo que queremos y con quienes queremos.
El coworking es, en esencia, una evolución del trabajo colaborativo. El concepto nació en San Francisco en 2005 debido a los cambios en la economía. Como seres humanos, somos sociales; y nuestra economía es cada vez más social, con más contactos, con más interacciones. Gracias a la evolución de internet, somos más productivos que nunca. Una sola persona es capaz de efectuar el trabajo que antes realizaba una empresa.
Hay trabajo, pero cada vez menos empleo: las grandes empresas cuentan cada vez más con plantillas reducidas y externalizan muchos de los apartados de su producción. Cada vez hay más multinacionales de una sola persona. Pequeños equipos pueden hacerle la competencia a grandes compañías. Por estos cambios y por las necesidades de las nuevas microempresas y de los autónomos es precisamente por lo que se está dando la actual explosión del coworking: responde a una necesidad que no estaba cubierta hasta ahora por el mercado.
¿Para quién es el coworking?
Si buscas flexibilidad, un entorno de trabajo profesional y unos precios razonables, el coworking puede ser una buena idea para ti. Los usuarios de espacios de coworking son en su mayoría autónomos y emprendedores, profesionales del conocimiento a los que les basta su ordenador y un teléfono móvil para llevar a cabo su labor profesional y que buscan algo más que una silla, una mesa y una conexión a internet. Al fin y al cabo, eso ya lo tenemos en casa, y encima está pagado.
¿Qué no tenemos en casa? La oportunidad de estar con otros profesionales con los que trabajar, que nos hagan ser más productivos y nos ayuden a concentrarnos mejor. ¿Algo más? La difícil, o casi imposible, opción de separar vida profesional y personal, con todas las desventajas que esto conlleva. ¿Más? Un entorno de intercambio y colaboración en el que fácilmente podemos encontrar a alguien con quien resolver una duda, lanzar un nuevo proyecto, invertir en un negocio.
Ventajas
Flexibilidad de uso. Los espacios de coworking ofrecen diferentes planes en función de las horas que necesites y, además, no suelen requerir contratos largos (en la mayoría, puedes estar un solo mes si quieres).
Espacio propio. Proporcionan un espacio profesional de trabajo que motiva, te hace ser más productivo. Disponen de salas de reuniones para recibir a los clientes y realizar presentaciones.
Sin interferencias. Es más fácil lograr una rutina de trabajo profesional.
Más relaciones. Los gestores de espacios de coworking trabajan activamente para crear relaciones entre los coworkers y los contactos externos, y así descubrir oportunidades.
Mejores redes. Aumentas tus redes de contactos sin esfuerzo, tan sólo hablando con los otros coworkers durante la comida, los cafés o en cualquier evento.
En su momento. La conciliación entre trabajo y vida familiar y personal mejora.
Inconvenientes
¿Demasiado ruido? Si estás acostumbrado a trabajar en absoluto silencio, te lo puede parecer. En todo caso, no más que en una oficina donde también hay otras personas trabajando contigo. Un buen truco: los cascos. Con música o sin ella. Te ayudarán a concentrarte mejor y evitará que los demás se lancen a charlar contigo.
¿Silencio monacal? Si en tu espacio de coworking trabajan tan calladitos como en una biblioteca, te puede resultar incómodo quebrar el silencio para hacer llamadas.
¿Bendita soledad? Si trabajas mejor sin compañía alguna, puede que esto no sea lo tuyo; al menos en un plan a tiempo completo. Tendrás que valorar ir a uno más pequeño, de un día por semana. Por ejemplo.
No hay secretos. Obvio, pierdes privacidad en tus llamadas de teléfono. Aunque los demás estén a lo suyo, pueden oírte. Si tienes que mantener una conversación que exija discreción, puedes realizar tu llamada fuera de la zona común en una sala de reuniones que no esté ocupada.
¿El coworking es para ti?
La mejor manera de ver si de verdad está hecho para ti es probar. Dado que se trata de una nueva forma de trabajo, hay que experimentarla. Se pueden aprovechar los días que ofrecen de prueba, gratuitos, para visitar diferentes espacios, hablar con los miembros y comprobar por ti mismo si sientes que ese espacio y tú encajáis bien.
La mayoría de las dudas y preguntas que surgen antes de comenzar a utilizar un espacio de coworking se resuelven solas una vez que estás allí. Y si así no fuera, siempre es más fácil plantearlas en persona y, de paso, ver si hay feeling con los otros y con los gestores del espacio.
¿Y el precio?
Sorprendentemente, el dinero es poco; al menos cuando lo comparamos con lo que cuesta el alquiler de una oficina tradicional o una noche de hotel. Los precios varían mucho dependiendo de dónde se encuentren.
En España, los precios son bastante asequibles. En Madrid, la mayoría están entre 70 euros por un día a la semana y hasta 250 por un puesto fijo, con bonos de 10 horas por unos 25 euros. En espacios como workINcompany, en Sevilla, oscilan entre los 50 y 180 euros. Coworking Gracia, en Barcelona, los tiene desde 5 euros la hora.
También hay espacios de coworking gratuitos (gestionados en su mayoría por instituciones públicas) que brindan esta ventaja, y también el inconveniente de que suelen quedarse en un mero espacio abierto donde dependes de la suerte de tener otro coworker conector para crear una comunidad. Si no lo hay y quieres trabajar allí, deberías ser tú.